URIEL
Noviembre
2017
Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la
Reversión. Bien amado hijo ardiente del Sol, dígnate en acoger el Verbo de mis
palabras que hoy, en este día, viene a cantar en tu Corazón, el canto de tu liberación.
Acojámonos, primero mutuamente en el Silencio de la Eternidad.
...Silencio...
Ha llegado el tiempo que pone fin al tiempo que pasa, y
lo reemplaza por el tiempo del instante. Este tiempo del instante que es eterno,
porque idéntico en cada instante, te permite ser la sonrisa de la Vida y la
sonrisa de la Felicidad. Entonces… que importa, que importa lo que pasa cuando
permanecerá sólo lo que queda y que nunca pasó. Entonces escucha y oye lo que
tengo que bailar, por las palabras de mi Verbo en el seno de tu Eternidad, en
tu templo de la Verdad. Escúchame para oírte. Escúchate para que puedas, tú
también, unirte a la belleza de tu Eternidad, sea cual sea la opacidad de tu
cuerpo de carne todavía presente, y sea cual sea la presencia de los elementos
de tu persona permitiéndote obrar en el seno de tu vida cotidiana.
Entonces, vengo a que suene el canto, no sólo de la resurrección,
sino el de la liberación real que te lleva a este Instante Presente, que no
conoce ningún espacio ni ninguna distancia, porque todo está inscrito en él, y
todo es vivido sin diferencia y sin sufrimiento. Entonces, tú el Amigo y el Amado,
que vive y vibra el canto de la Verdad, te invito a asentarte conmigo, estés donde
estés y pienses lo que pienses, con el fin de trascender lo que es pensado, con
el fin de superar este tiempo que pasa y que sin embargo acaba.
Oye, oye lo que dice tu Corazón, oye lo que te dice la
Verdad: que eres el Corazón y que eres la Verdad. Porque sólo te habla de ti,
no en tu apariencia, no en esta forma, sino más allá de toda apariencia como de
toda forma.
Te invito a bailar la Evidencia y a liberarte, tú mismo, en
lo que todavía tengas que recorrer en este mundo, de cualquier costumbre y de cualquier
densidad, con el fin de ser ligero en el mismísimo seno de este plano donde todavía
estás y que sin embargo no es tu domicilio, ni es tu morada. Un lugar de
tránsito y de paso que te ha permitido vivir unas experiencias, es cierto que amputadas
de la Verdad y que sin embargo no tienen ninguna sustancia, y que no obstante permiten
vivir, en estos días, la Felicidad de tu resurrección y de tu liberación, mucho
más que cualquier otro acontecimiento feliz de tu vida; llevándote a sobrepasar
la alegría como la desgracia, con el fin de que la Felicidad tome y colme todos
los espacios faltando todavía en ti hoy, si es que lo vives.
Ven y alcánzate en la armonía, fuera del tiempo y fuera
de la forma, abrigando esto en el seno de esta forma frágil, llevada a nacer y a
morir, para que nunca más tengas la necesidad de nacer, ni siquiera de morir, para
que nunca más la duda pueda presentarse sobre la pantalla de lo que eres.
Entonces, a qué esperas para unirte a ti integralmente y en totalidad en el
tiempo de tu Presencia, que no es un tiempo y que es todos los tiempos. Ahí
donde ningún pasado ni ningún futuro, puede conjugarse de otro modo que en el
Instante Presente, que no es un tiempo y que tampoco es un espacio, y que sin
embargo es muy real, ahí, en este tiempo que vives en esta tierra y en el
espacio de tu pecho, que a partir de ahora, vibra en la unidad de la Verdad y
vibra al unísono de la Belleza.
¿A qué esperas para alcanzar lo que eres? ¿A qué esperas
para descansar en la Felicidad? ¿A qué esperas para ser perfecto de toda
eternidad, más allá de toda imperfección que todavía puedas vivir en el seno de
este cuerpo, como en el seno de tu efímero? Siente y percibe la Verdad de esta liberación.
Sean cuales sean las señales, sean cuales sean las manifestaciones, permanece
en esta Verdad. Porque es la única que nunca te dejará, porque es la única que
nunca puede ser alterada y que sin embargo te colma y sacia tu sed en cada
tiempo, como en cada mundo, incluso más allá de cualquier mundo.
Déjate llevar ahí donde no hay ni movimiento, ni
apariencia, ahí donde no hay ninguna ilusión y ninguna sombra, ahí donde canta
la Vida, ahí donde canta el Amor de manera incesante, en cualquier lugar que
mires, en cualquier dimensión que estés. ¿A qué esperas para alcanzarte en
totalidad? No tienes que hacer ningún movimiento, si no es deponer todas las
armas de tu mental y de tu persona, si no es estar en la Acogida. Esta Acogida
que te permite realizar que no eres nada más que lo que acoges, porque no hay ninguna
distancia, no hay ninguna puerta, ni siquiera hay la ilusión de alguna
transformación, hay una Evidencia que pone fin a lo que es aparente, con el fin
de poner al desnudo lo que eres, más allá de la historia, más allá de la forma
y más allá de cualquier guión.
Sea cual sea el tiempo de este mundo que toca a su fin,
que sea en este instante o que sea más tarde, ya no hace ninguna diferencia
para ti, porque la ilusión de este mundo ya no puede engañarte más. Ya no te
pueden engañar esas sirenas que te llevan siempre a más experiencias, siempre a
más desafíos y siempre a más sufrimientos inherentes a este mundo y a tu
condición aparente. No dejes la menor apariencia, el menor pensamiento o la
menor experiencia, amputarte o alejarte de este Absoluto que eres. Ahí, donde
nada puede faltar o ahí, donde nada puede desaparecer, ni aparecer, porque todo
ahí es constante, una constancia que te es desconocida, en la relación o en la
experiencia que sea en este mundo. Ahí está lo desconocido y que sin embargo se
te desvela por pequeños toques o por refracción, esto no hace ninguna diferencia
porque ya no hay más distancia.
Entonces estás invitado al banquete de la Eternidad, en
este lugar que no es un lugar, en este tiempo que no es uno, donde la
celebración es perpetua porque no hay nada más que cantar la Verdad, que cantar
con el Coro de los Ángeles, en el seno del Impersonal, como en cualquier matriz
libre de la expresión de la Vida, de la expresión de la Libertad.
Esto te es dado porque esto es lo que se te debe, al
igual que lo que tú eres, lo que se te debe está presente. Entonces escucha y oye,
ve más allá de cualquier ojo, ve más allá de cualquier forma, ve más allá de cualquier
luz, ahí desde donde viene la Luz, ahí donde está la Única Verdad, base de cualquier
vida, base de cualquier experiencia y base de cualquier forma. Ahí donde nada
necesita cambiar, donde sólo la Felicidad presenta diversas octavas y diversas
intensidades, resolviéndose en la misma Unidad y en el mismo canto de Amor.
Oye. Oye lo que dice tu Corazón, oye lo que dice la
Eternidad en el silencio de tu persona. En el Silencio, todo está completo y estando
todo completo, ¿qué quieres cumplir todavía?, que sea en el seno de este
personaje o en el seno de cualquier otra cosa. Permanece ahí, sé presente, de
pie y Aquí, de pie y Ahora. No busques nada, porque la Luz te ha buscado y por
fin te ha encontrado. Pienses lo que pienses, aunque te parezca existir una
distancia, ésta es tan ilusoria como tu apariencia aparecida en este mundo, y
que de todos modos desaparecerá durante el fin de este mundo, como el fin de
las vidas que has vivido en este mundo.
Hoy, esto es diferente, porque la muerte no es la muerte,
porque la resurrección sigue la muerte, ahí donde no puede haber el menor olvido, ahí donde no
puede haber el menor descuento, ahí donde ya no puede haber ninguna evolución
de ningún tipo, sino simplemente el juego de la experiencia, el juego del Amor
totalmente libre de la forma que tomes, como del mundo que recorres, ahí está
el bálsamo.
La liberación y la resurrección te llevan a decir sí… sí.
Un SÍ macizo que no necesita salir de tus labios, sino que sale de tu Corazón,
tal un chorro de Luz que nunca para, que nunca se debilita. Entonces tu SÍ es
permanente, entonces tu Presencia es magnificada por la Eternidad que se
descubre y que se cubre, poniendo fin a todas las ilusiones. No solamente las
de tu forma en este mundo, sino también de todas las historias que hayas vivido
y que nunca finalizaron de otro modo que por la muerte, y que nunca pudieron
restituirte a lo que es anterior a toda historia, como a toda forma, lo que
eres en Verdad.
Entonces, en Verdad te lo digo, eres la Vía, la Verdad y
la Vida, antes de ser una persona, antes de ser una forma y antes de tener que
descontar el tiempo o de medir la distancia que sea. Porque ahí donde estás, y ahí
donde te hallas en tu Corazón del Corazón, en las fuentes
de la Fuente, no hace falta medir, no hace falta contar, no hace falta mirar nada
pasar y que disminuye en alguna parte, porque ahí todo es perfecto en cada
juego, en cada movimiento, en cada silencio, en cada color, como en cada esfera
o en cada morada donde deseas residir y jugar al juego del Amor y de la Vida.
Entonces no lo dudes, porque lo que se desvela en ti y que
siempre has estado ahí, pronto nunca más podrá ser ignorado o apartado, porque
toma todo el espacio de tu forma, como todo el espacio de tu conciencia
ordinaria. Esto está ahí, y esto es ahora en el Aquí y Ahora. El Fuego Ígneo
viene a quemar las escorias de lo que todavía puede quedar como ilusiones
enganchadas a ti, no por ningún error, sino simplemente por la repetición de
todo lo que hace la costumbre en el seno de este mundo, y que limita la
conciencia para encerrarla en unos juegos estériles, y que sin embargo has
tenido que recorrer para llegar hasta ahí, hasta Ti y hasta Mí.
Entonces, ¿qué quieres hacer? ¿Qué quieres ser? ¿Dónde te
sitúas? ¿Quieres un sitio en especial, o acoges todos los sitios y todos los
espacios, y todos los tiempos en el mismo emplazamiento de tu Presencia y de tu
belleza? Ahí donde no hay ninguna diferencia entre presencia y ausencia, ahí
donde sólo hay la expresión de la Vida en su simplicidad, pero también en su
magnificencia. Entonces oye. Oye, no lo que te digo, sino lo que resuena en tu
templo interior, ahí donde está la coronación, ahí donde está la corona de tu
Eternidad. Porque es la única joya que pone fin a cualquier precio y a cualquier
deseo de avidez, a cualquier posesión, porque ahí, en lo que eres, no hay nada que
poseer porque ya todo está en ti y para ti, más allá de cualquier sentido de
propiedad. Porque la Evidencia de la Vida, en esos mundos libres, no presenta
ningún punto de comparación con lo que conoces en el seno de este mundo que, te
lo recuerdo, sólo es ignorancia y fatuidad, y que sin embargo hubo que andar y
avanzar.
Pero hoy, ya no tienes que hacer ningún esfuerzo más, hoy
no tienes que pagar ningún precio ni comprar nada. Simplemente tienes que ser, para
que el don, para que el servicio se realice por sí solo, por la Inteligencia de
la Luz y su Gracia, ahí donde no hay esfuerzos, ahí donde no hay implicaciones,
si no es estar en esta Evidencia que nada puede desviar, que nada puede
transformar. Entonces, ¿a qué esperas? Ahí donde estoy, me hallo en tu
Eternidad, inmóvil y silencioso, mientras que el Verbo se despliega,
acompañando tu cuerpo de Eternidad en el establecimiento de su preeminencia y
de su preponderancia.
Es la única cosa que no puede pasar nunca. Es la única cosa
que no es una cosa y que es el Todo. Y es este único Todo que lo engloba todo, permitiéndote
ser el Todo. Todo es Uno y Uno es Todo. Entonces, acojamos juntos en el tiempo
de tu escucha de mi Verbo, en el tiempo de tu presencia, en el tiempo de tu
lectura, asentémonos juntos en la danza del Silencio, asentémonos juntos ahí
donde todo está claro, ahí donde todo está asentado.
Tú, el Amigo y el Amado, ya no tienes que esperar nada
más, ya no tienes que temer nada más. En el juego de la ilusión, ya no tienes
que esperar nada más porque eres la Vía, la Verdad y la Vida, desde este
instante en que te hayas asentado, desde este instante en que no reivindiques nada
más en este mundo, sino que sólo reivindicas lo que eres en autenticidad y en
verdad, y que no puede acomodarse de este mundo encerrador y encerrado.
Entonces, acepta que el Amor tome todo el sitio, desde la
menor reticencia hasta del menor miedo. Entonces, acoge la inocencia de la
infancia y la simplicidad de la Verdad. Esto está ahí y acuérdate, no hay más
distancia y acuérdate, el tiempo toca a su fin, el que pasa, porque no puede
pasar nada más.
La Fuente de Agua Viva ha tomado el relevo, por tu Fuente
de Cristal, Ella te alimenta en cada parte de tu efímero, aunque esto no te sea
accesible todavía, sin embargo es la verdad de lo que acontece, a partir del
momento en que lo miras, sin querer hacer nada, sin querer ser nada, sin querer
tener nada, sino simplemente estando ahí, paciente y humilde. Dejando así todo
el espacio que eres, tomar su debido sitio, para que nunca más haya que
devolverte lo que es tuyo, para que ninguna deuda de ningún tipo pueda frenar
tu nueva libertad.
Descansa y deja el Amor amarte. Y ama el Amor que eres,
no en el exterior, porque ya no hay más exterior, al igual que no hay más
interior, aunque todavía se viva en la pantalla de este mundo, tu conciencia,
ella, conoce la Verdad. Ella la vive, aunque tu cotidiano no tenga la conciencia
de ello, ni la certeza. La certeza sólo puede venir de tu vivencia, y sólo puede
venir de tu rendición sin condición a la Verdad, ahí donde no hay nada que
defender, ni nada que emprender.
Así es la Libertad, así es la Vida que no conoces en este
mundo. Hayas vivido lo que hayas vivido como experiencia, la elección ya está
hecha, porque la Luz nunca puede elegir la oscuridad, de ningún modo, porque lo
que eres, es la Luz del mundo.
No juzgues. Pase lo que pase en ti, en este instante o en
los próximos días, durante los últimos tiempos que pasan, ¿qué tienes que
temer? Si no es ser tú mismo, por fin completo et por fin entero. Te toca ver. Te
toca vivir. Te toca ser verdadero, porque eres la Vía, la que está más allá de
toda visión, porque eres la Verdad que no admite ninguna mentira, porque eres
la Vida, y no tu vida.
Ahora que todo se resuelve, ahora que todo es alumbrado, ahora
que todo se vuelve preciso, únicamente la confusión de lo que quede de efímero,
puede todavía interrogarte y limitarte. Entonces no te limites a nada, no te apropies
de nada, y déjate atravesar para dejarte bailar en el Silencio de la Verdad.
Tú, el Amigo y el Amado, en cualquier mirada que lleves,
como en cualquier forma que vivas, me dirijo a ti que no es esta forma, me
dirijo a ti que no es esta persona, pero me dirijo a ti que oye, más allá de
toda reticencia y de toda resistencia. Y es lo que sube en ti desde esta Felicidad,
trayéndote tus lágrimas, al igual que la sonrisa en tus labios, pero estas
lágrimas no son, de ningún modo, unas lágrimas de tristeza, porque no hay nada que
perder, sino todo que ganar. Y has ganado.
Esto no es ningún mérito, esto no es ningún concurso, y
sin embargo has ganado la Verdad. No hay una recompensa mejor que la Verdad, no
hay un trofeo mejor que haberte restituido a ti mismo. Esto es ahora.
Pienses lo que pienses y digas lo que digas, exista lo
que exista todavía en ti, déjate ser, déjate vivir. Estás esperado de toda
eternidad, por ti mismo, pero también por el conjunto Uno, por todas las formas
de conciencia y por todas las dimensiones experimentando el juego de la
conciencia, para reencontrar tu sitio. Ahí donde no hay nada que ganar, ni nada
que perder, sino simplemente gozar, de un gozo que ninguna relación en este
mundo puede aportarte, si no es la relación a tu propia Eternidad.
No puede haber ninguna comparación. No puede haber
ninguna mesura, en la desmesura del Amor y en su intensidad. Únicamente tal vez
resiste el miedo a lo desconocido, únicamente resiste lo que todavía no se ha
reconocido. Y para esto, recuerda, no puedes hacer nada y no tienes que hacer
nada, si no es estar ahí, para que la vacuidad llene con su Eternidad, cada
parcela de este efímero que se va, no para destruirlo, sino para magnificarlo,
para transmutarlo en la Verdad de tu Eternidad, ahí donde no hace falta ni
biología, ni química, sino simplemente la Luz y la información. Porque la Vida
es información. Que te sitúes en lo más lejos de las experiencias posibles, o en
lo más próximo a la Fuente, es la misma cosa y la misma Verdad.
Escucha. Escucha lo que tu Corazón te dice en el silencio
de estas palabras. Escucha este canto de liberación que no llega solamente a
tus oídos, las trompetas habiendo despertado en ti lo que tenía que serlo.
Queda simplemente el canto de la liberación, que esta vez no nace al exterior
de ti, sino que nace en ti, en medio de tu Corazón, como en el centro de tu
cabeza, ahí donde tu Corazón está presente ahora, poniendo fin a la identidad,
poniendo fin así a cualquier sufrimiento y a cualquier duda. Y hallándote ahí, no
puede haber dudas, no puede haber tergiversaciones, porque todo es perfecto, ahí
donde no hay nada que ver, ahí donde no hay ninguna historia.
Entonces, tú que eres la Vida, canta y deja cantar lo que
viene y que ya está ahí, viene a tu cotidiano, para que todo, en lo que te
quede por recorrer con tus pasos en este mundo, sea de una ligereza
desconocida, contrastando con la pesadez y la densidad de los acontecimientos a
atravesar para la tierra para que, ella también, se libere de los tormentos de
su antigua dimensión, estableciendo su conciencia en la tierra de nueva
dimensión, y permitiéndote también dejar de estar apegado a la forma que sea o al
deseo que sea, porque todo está completo y todo es completitud.
Te invito pues a jugar plenamente al juego de la
Eternidad, ahí donde no hay que desplazar nada, ni nada que ganar tal y como
dije, y ahí donde la perfección, inaccesible en este mundo donde todavía te
encuentras, se convierta en la facilidad de tu vida, en estos pasos últimos que
te quedan por recorrer. Ningún elemento de la ilusión de este mundo, en su
destrucción de la confusión final, podrá influenciar, ni actuar, de ninguna
manera, sobre lo que eres. Sea cual sea el momento de la Llamada de tu Madre, y
de nuestra Madre, no hay nada que esperar, ni nada que anhelar, y todavía menos
que temer, para aquel que esté asentado en la acogida y en la infancia de la
inocencia, y en la inocencia de la infancia.
Todo se cumple porque todo está cumplido, en el plano que
sea en este mundo. Y es el momento ahora de la precipitación de lo que no se
había visto, con el fin de tomar conciencia de lo que justamente podía todavía obstaculizar,
en ti, la Libertad, porque todo lo que obstaculice la Libertad en la apariencia
de este mundo, se está eliminando. Sea cual sea la manera, que esté ligado a
los elementos, que esté ligado a las radiaciones, que esté ligado a las
confrontaciones, no hace ninguna diferencia en cuanto al resultado. Será
siempre el mismo, el de poder honrar el Juramento y la Promesa, el de poder
declamar el canto de tu liberación.
No retengas nada, no escondas nada. Porque ahí, el canto
de la liberación se hará en el silencio de mis palabras, como de mi Verbo, para
que el Paracleto pueda depositarse, por la Gracia de Metatron y por la Gracia
de la Nueva Eucaristía.
No pidas nada, porque todo está presente. No esperes
nada, porque no tienes nada que esperar. Simplemente estar ahí, acogiendo y
escuchando lo que te dice la Verdad. Elle no necesita ninguna palabra, porque el
Paracleto la lleva hasta lo más íntimo de tu Corazón y hasta el centro de tu
cabeza, como hasta cada célula, como hasta cada parcela de tu conciencia, ahí
donde se conjuga lo ordinario antes de desvanecerse, ante la Eternidad de
cualquier tiempo.
Instálate, conmigo, en el Blanco de mi Presencia, en el
Blanco de tu resurrección.
Oye… lo que te dice el Verbo del Silencio.
...Silencio...
Y ahí, no hay ni pensamiento, ni forma… Ahí donde todo
está presente y se resuelve en la ausencia, llevándote a ver y a vivir la mismísima
fuente de la conciencia, la mismísima fuente de la Fuente. Ahí está la
Evidencia. Ahí está el Único.
...Silencio...
Entonces, ahora que te hallas ahí, liberado toda forma y de
toda visión, como de todo pensamiento, puede depositarse y nacer lo te que
estaba oculto, en lo que eres, incluso antes de ser la Vida, ahí donde no hay
muerte porque nunca hubo nacimiento, ahí donde nada se interrumpe. Y recoge en
este cuerpo de carne, los efectos de esta calidad de la Vida, poniendo fin a
toda errancia y a todo deseo.
...Silencio...
Así, estás liberado. Así, tu libertad se vive aquí mismo,
sean cuales sean los límites… para que tú también puedas experimentar, que tú y
la Verdad sois Uno. Que tú como cada uno, sois Uno. Y como cada uno es Todo.
...Silencio...
Ahí está la única y verídica explicación. Todo lo demás, incluso
en el seno de la evidencia de tu efímero, a través de sus leyes, sólo es
suputación y suposición. Ahí donde te encuentras ahora, y a partir de ahora
cada día un poco más, en este tiempo que pasa y que finaliza, sólo esto es
importante, tomando el sitio de todo lo que te ocupó en el seno de este mundo.
...Silencio...
Entonces, en este silencio ahora, escucha y oye el
murmullo de la Vida, que recorre este silencio y anuncia la liberación que es
vivida y que hay que vivir…. Ahí donde no hay más sed, ahí donde todo es perfecto,
ahí donde estás y ahí donde estoy.
...Silencio...
Entonces, el Amigo y el Amado, sé agradado de una manera infinita
y permanente. Eres la Felicidad, sea cual sea la resistencia de tus
pensamientos, y sea cual sea el sufrimiento de tu cuerpo. Acuérdate, esta Felicidad
es infinita e incondicionada. No depende de ningún estado de tu efímero, aunque
lo que todavía pueda parecerte hoy como un obstáculo no lo es, a partir del
momento en que apartes tu mirada, para privilegiar lo que no puede ser visto de
otro modo que por el Blanco.
...Silencio...
Y no olvides, que en este tiempo y en este canto de liberación,
que todo se resolverá, porque todo está resuelto. Y lo que todavía hay que
vivir en el seno del efímero, en el elemento que sea, sólo está ahí para asentar
lo que acabo de decirte.
...Silencio...
Entonces, la Paz se instala ahí donde no hay guerra, y donde
la paz no es la antítesis de la guerra. Sino donde la Paz es gozo, que ningún gozo
de este mundo pueda igualar, ni siquiera acercar. Digas lo que digas y pienses
lo que pienses, ya ninguna duda será permitida durante el canto de tu liberación.
Todo lo que estaba previo, en la sucesión de acontecimientos
en tu mundo, y que sólo pasan, a partir de ahora están ante tus ojos. Entonces
no puede existir ninguna hesitación de ningún tipo. Entonces no puede existir
la menor duda en lo que eres y en lo que vives, de hecho, vivas lo que vivas.
Porque la Evidencia toma todo su sitio.
...Silencio...
Mira. Mira el poder del Silencio y de la Felicidad. Qué
más puedes necesitar... Qué puedes desear que no se haya cumplido ya...
...Silencio...
Es lo que eres desde este instante, porque lo vives. Así,
el estado de ignorancia finaliza. Así, el estado de ilusión no puede subsistir
más allá de estos tiempos que se viven en estos momentos.
...Silencio...
No hay más carencia, no hay más resistencia a presentar
ante la Eternidad. En la Verdad, no hay ninguna duda. En la Verdad, el Amor es
el Todo. Entonces reviértete. Esto te es ofrecido porque son los tiempos y el momento
de vivirlo. Entonces, mucho más que el don de la Gracia, es la Gracia del don perpetuo
que te alimenta y te sacia.
...Silencio...
Entonces, deja el Fuego de Amor del Fuego Ígneo consumirte,
porque nada puede ser quemado, porque nada puede sufrir en esta consumación de
la ilusión. Se trata de un fuego de felicidad. Así es el Fuego Ígneo.
...Silencio...
Así, tú también podrás decir: “Estoy conmigo en la
Eternidad”.
...Silencio...
Ahí donde el Yo y el Mí, no son una propiedad, ni un
atributo de una forma o de una apariencia, sino la Verdad, donde ninguna
emoción puede alterarte, donde ninguna forma puede limitarte y donde ningún
pensamiento puede interferir.
En este instante las palabras no tienen otro sentido que
el de ritmar tu Presencia y tu Felicidad, al ritmo inmutable del Amor.
...Silencio...
Esa es nuestra bendición. Esa es la Verdad que no puede enunciarse.
Esa es la Belleza que no puede describirse. Esa es la Vida que no puede ser
contada o descontada, ahí donde no haya nada que medir, ni nada que limitar.
...Silencio...
En la liberación, no hay nada más que decir, ni nada que
evaluar, ni nada que comparar.
...Silencio...
En este Silencio, ahí, la comunión perpetua de los
Corazones ardientes se vive y se vibra.
...Silencio...
No tengo otras palabras que decirte, porque esto es sin
palabra. Sólo he ritmado el regreso a tu Corazón.
...Silencio...
Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la
Reversión.
...Silencio...
Y te saludo con el saludo del Amor… y te saludo, rindiendo
Gracia así a lo que te es restituido, lo que eres.
...Silencio...
Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la
Reversión.
...Silencio...
Eres la Vía, la Verdad y la Vida, más allá de tu nombre y
de tu apelación. Y te honro así, en calidad de Luz Eterna, y te bendigo así, en
estos Tiempos de Amor y de liberación.
Es ahora el momento de que mi Verbo y mi Silencio realicen
su obra, más allá incluso de lo que acabo de cantarte, porque esto se ha
iniciado y no puede existir la menor posibilidad de mirar atrás, para dejar de estar
fijado o limitado.
Pues, soy Uriel y te rindo Gracia, y soy Uriel, Ángel de
la Presencia, y te doy las gracias por haberlo acogido. Y no olvides que yo también
permanezco en ti, alumbrado también y accesible directamente en mi función y en
mi acción, y en mi Amor que es lo que eres.
Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la
Reversión.
Y ahora, todo está ahí, y ahora te saludo. Y te digo
hasta siempre. Te doy las gracias desde el fondo de tu Corazón.
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