TERESA
Mayo 2016
(Esta canalización es de un
conjunto de canalizaciones que acompañarán nuestra resurrección en este mes de
mayo).
Hermanas y hermanos de la
Tierra, soy Teresa de Lisieux, interviniendo en vosotros como Estrella nombrada
Profundidad.
Vengo
a mi turno, y a petición de mis hermanas, a poner algunas palabras sobre lo que
es la Profundidad y lo que desemboca en vosotros en estos momentos. Permítanme
primero de comulgar con cada uno de vosotros, en el espacio sagrado de nuestro
encuentro.
... Comunión...
Durante mi paso sobre la
tierra, dije de muy joven que pasaría mi cielo haciendo el bien sobre la
tierra. Esta afirmación fue vivida y realizada durante casi un siglo por muchos
hermanos y hermanas. Hoy no vengo a rogaros de llamarme, pues ya estoy aquí, y
los marcadores de esta Profundidad son la Inocencia, la Infancia, para el
acceso al Corazón del Corazón.
Entonces
vengo simplemente a recordaros eso. Los testigos de la Estrella Profundidad en
vosotros son, como he dicho, la Infancia, la Espontaneidad y la Inocencia. La
Inocencia del niño, no solamente el niño interior, sino de todo niño tal como
nace en este mundo, viviendo plenamente el instante, sin preocuparse de ningún
concepto ni de ninguna creencia, como es el caso antes de los siete años.
El tiempo de la
Resurrección que se abre a vosotros es el tiempo donde la Luz os obliga, en
cierto modo, a ir siempre más hondo al interior vuestro, con el fin de
descubriros íntegramente y sin límites, haciendo de vosotros una roca
inquebrantable, no en vuestra manifestación en este mundo, sino una roca
inquebrantable de Luz y de Eternidad. Os inscribe entonces siempre más en el
Aquí y Ahora, en el instante presente y en la Ligereza de aquel que hace la
voluntad de la Luz, superando todas las condiciones y contingencias de vuestra
historia, en un lugar de vuestra conciencia donde nada puede ser desestabilizado
ni desviado. No os invito hoy solamente a comulgar, a llamarme o a encontrarme,
sino más bien a realizar vuestra propia Profundidad, que se sitúa más allá de
toda apariencia en este mundo, allí donde se encuentra la Verdad, como lo dijo
María y como todos, unos y otros, os lo hemos afirmado.
El impulso de la Luz en sus
diferentes componentes, que esto sea del Sol, la irradiación de Sirio o de
Alción, os llama, como son las circunstancias de este mundo, a encontrar los
recursos en vosotros, antes de que todo lo que es exterior desaparezca de
vuestros ojos y de vuestra conciencia. La Vía de la Infancia, hablé de eso en
varias ocasiones en mi encarnación como aquí, volver a ser como un niño, es
estar plenamente sumergido en el estado de Gracia y de Beatitud. Cualquiera que
sea lo que vive vuestro cuerpo y lo que vive vuestra persona, reforzando
vuestro corazón os volvéis inquebrantable en vuestros pensamientos como en
vuestras acciones, porque todas vuestras acciones entonces se giran hacia Él,
no por una necesidad de reconocimiento cualquiera que sea. No hay esfuerzo, ahí
tampoco, que proporcionar, solo hay que verlo y serlo.
Así, en el momento de
vuestro Último Paso, nada podrá frenar la vía que habéis trazado en vuestro
corazón, nada os podrá parar; es en eso que sois la roca inquebrantable. No en
este cuerpo falible, no en vuestras vidas efímeras, sino en la realidad de lo
que sois y lo que os alimenta permanentemente ahora. Si esto todavía no os
aparece, es simplemente la señal de que debéis ir hacia más sencillez y más
autenticidad, porque no hay ninguna razón de este mundo que se aguante, desde
ahora en adelante, frente a la Verdad y el poder del Amor. No puede existir la
menor justificación, en vuestro cuerpo como de vuestra vida, que pueda impedir
este movimiento y esta Profundidad.
Ir desde hoy hacia la
Profundidad, es verificar por vosotros mismos, en cierto modo, que no hay
obstáculos, que no hay espinas, que no hay sufrimientos, que hay simplemente la
proyección de las creencias, de los miedos o de las dudas. Volverse una roca de
amor, el hijo de la Luz, es reencontrar esta herencia. Es no conceder más
densidad ni peso a lo que pertenece a este mundo, no para rechazarlo, negarlo o
ignorarlo, sino para alumbrarlo con vuestra propia Gracia, la de la Luz de
Cristo, la de cada uno de vosotros, hijos del Sol.
La etapa de la
Resurrección, la etapa de la última Llamada, es exactamente eso, una invitación
a ir cada vez más hacia la espontaneidad, la inmediatez y la sencillez del
niño. Esto no puede ser frenado o ralentizado más por ningún elemento de este
mundo, es reconocer también la acción de la Luz en algún elemento que os llega,
incluso y sobre todo, si esto os puede parecer contrario a la Luz. Porque desde el punto de vista de la Luz, todo
es ocasión y pretexto para descubriros como Ser libre, como conciencia que no
depende de ninguna forma, ni de ningún mundo, ni de ningún origen.
La Profundidad es vuestro
salvoconducto en este último Paso, que os da no sólo la certeza, sino la
Evidencia flagrante de lo que sois, incluso si todavía no os reconocisteis.
Vuestra fuerza viene de ahí, no podrá venir más de elementos exteriores de este
mundo, que sea a través de los alimentos, o a través de las relaciones. Esta
Profundidad os invita a reconoceros, en humildad y en simplicidad, como hijo
del Uno y hermano y hermana del Cristo. Es en esta Profundidad que el
surgimiento de la Luz se hará desde vuestro Corazón, Luz de Verdad, Luz de
Eternidad, de Gracia, que se despliega con majestad y Evidencia.
…Silencio …
No es más la hora hoy de
escoger, sino de manifestar lo que ya escogieron. Sois libres de estableceros
en cualquier Morada del Padre que sea, pero para esto debéis restablecer la
verdad de vuestra conexión, de vuestra esencia. Es esto mismo lo que vivís. Que
seáis liberados en vida, que estéis simplemente despiertos, portadores de una
de las Coronas, o que no viváis nada, esto no hace ninguna diferencia ahora. El
acceso a la Profundidad, el acceso al Corazón del Corazón es posible cualquiera
que sea la circunstancia de vuestra vida, cualquiera que sea vuestro estado
previo, cualesquiera que sean vuestros pasos, cualesquiera que sean los caminos
que tomasteis.
… Silencio …
El Silencio es importante,
cualquiera que sea el alboroto de vuestros pensamientos o de este mundo. En la
Profundidad, sólo hay Silencio y majestad. No pueden existir, en este lugar, ni
duda, ni juego de sombra y luz, hay únicamente sitio para la Luz, sólo hay
lugar para lo Verdadero. La Profundidad os invita no solamente a encontrar el
Cristo, sino a vivirlo vosotros mismos como KI-RIS-TI, dejando entonces emerger
la Gracia de la espontaneidad, de la Inocencia y también de la potencia.
… Silencio …
En Profundidad, la Luz lo
llena todo, no hay espacio disponible para otra cosa que la Luz. Así, el
Espíritu Santo, el Espíritu del Sol, el Coro de los Ángeles, cantan en vosotros
los cantos de la Resurrección y el Gloria.
Esta Profundidad os da la
mirada dulce en cada relación, la capacidad de poner al otro delante de
vuestro, como igual al Cristo - así como vosotros.
En Profundidad se vive el
sacrificio permanente de lo efímero en provecho de la Eternidad, sin esfuerzo y
sin dificultad, sin pedir nada más que casarse con Él, como dije en vida. Pero
no veáis ahí esponsales de marido y mujer como en este mundo, sino más bien el
último acto de la fusión de la conciencia.
… Silencio …
En vuestra Profundidad,
está toda la capacidad de rebasamiento que son necesarias en cualquier
manifestación de vuestra vida efímera. Esta noción de Profundidad, de
conciencia de la Profundidad, está en resonancia directa con la acción final
del Arcángel Uriel en el momento de este último Transito. Id tranquilamente por
el camino que la Luz os pide y ofrece. No juzguen en absoluto y sed libre de
todo juicio. Así es como se edifica la roca y lo que llamaría la certeza
interior, que no depende de ningún contexto ni límite.
… Silencio …
La Vía de la Infancia es la
más adaptada hoy a la Resurrección del final de los tiempos. Porque en esta Vía
de la Infancia, no necesitáis más de interesarse a las vibraciones, a las
energías, a los movimientos de este mundo, a la historia de este mundo, hay
únicamente a ser eso, y todo se celebra por sí mismo, como por encanto. Ahí
está el misterio de la Gracia y de la Luz, que os es cada vez más accesible en
cuanto aceptáis de soltar. No simplemente de abandonaros a la Luz, sino de
soltar todas las creencias y todas las certezas inscritas en el seno de lo
efímero.
La Profundidad os llama a
apoyaros en vosotros mismos, no en la persona y en vuestra vida, sino de apoyaros
en vosotros mismos, en vuestro Corazón del Corazón, ahí donde Él está, poniéndoos
entonces en adecuación con Su voluntad y no más con cualquier voluntad
personal. La Ligereza de la Gracia, ella está aquí, ahora. Por supuesto, ella
estará siempre presente en las relaciones que podéis establecer, pero esta
Profundidad sustituye a las relaciones que conocieron, que esto sea con los
pueblos sutiles o con nuestras dimensiones, o también con vuestros hermanos y
hermanas encarnados.
…Silencio …
Volver a ser como un niño,
es renacer a la Verdad eterna, aquí mismo, en la carne, haciéndoos indiferente
e impermeable a lo que se está tramando sobre la pantalla del mundo, porque
esta pantalla se apaga a medida que se aleja de vosotros.
Realizáis entonces el poder
y la majestad del Corazón que guía vuestros pasos y vuestra vida, digan lo que
digan de eso vuestro entorno y vuestra persona. Es en la Vía de la Infancia y
en la Profundidad que vivís esto, o que lo vais a vivir si aún no está hecho.
Así, a vuestro turno, por
vuestro estado interior, colmareis de Gracia las circunstancias, los hermanos y
las hermanas que están delante de la puerta y que no se atreven a cruzarla.
Esto se hará naturalmente, sin palabras, sin discurso, incluso diría sin
intención, sino como la cosa más espontánea y más natural que viene de vuestra
Eternidad.
La Profundidad, es también
cuando concientizáis, si puedo decir, del basculamiento de lo efímero al
Eterno, no solamente por experiencias, no solamente por momentos, sino como la
única verdad indiscutible que no sufre de ningún plazo ni de distancia.
…Silencio …
Es en el Corazón del
Corazón, y en esta Profundidad también, que los últimos elementos que pueden
aparecer en vosotros como no-Amor, en vosotros o alrededor vuestro, se borrarán
de ellos mismos. Así como lo había dicho el Cristo: «Busquen el Reino de los
Cielos y el resto os será dado por añadidura», nunca será tan verdad, como en
este mes que se abre. Es la puesta en práctica y la experiencia directa de eso,
no como dogma o creencia, sino como la estricta verdad de la experiencia que
esta por vivirse. Felices los simples de espíritu, porque el Reino de los
cielos les pertenece. Sean simples, no se engañen con los conocimientos o
historias, sean las más fantásticas u horribles de este mundo. En Profundidad,
descubrís la Autonomía y también la independencia de las circunstancias
actuales y efímeras de este mundo. En esta Profundidad, sólo el Corazón puede
hablar y expresarse, y nunca os puede mentir ni dirigiros mal.
…Silencio …
Es pues un momento de gran
verdad, e incluso diría de única verdad, que se dibuja en vosotros y en la
tierra. Allí donde no hay ni mentira, ni traición, ni sufrimiento posible. Por
eso debéis renunciar, tenéis que sacrificaros vosotros mismos, no poniendo
final a cualquiera día que sea, sino aceptando lo que sois. Así, volviéndoos
como una roca, os haréis cada vez más ligeros, a medida que la gravedad de este
mundo, para la mirada efímera, aumenta. Allí está el único alimento verdadero y
verídico, todo el resto no apaga la sed. Entonces, así nos dijo en su primera
venida: «Seréis saciados porque habréis bebido el Agua de Vida».
Es lo que viene hoy, de
todas las maneras posibles. Yo diría en cierto modo, que todos los caminos
convergen hacia este punto de tránsito. Esto os concierne a cada uno como al
conjunto de las conciencias de la Tierra, y no únicamente humanas. El camino,
los caminos han sido alumbrados por vuestras múltiples experiencias, que esto
sea en los mundos sutiles o en este mundo denso. Entonces hoy podéis avanzar
sin problemas hacia este Desconocido, porque Él se vuelve cada día un poco más
conocido y un poco más visible, que esto sea por nuestras Presencias en
vuestras estructuras, que esto sea en el momento de ir a dormir en vuestras
noches, o en un encuentro en vuestras jornadas, todo está ahí.
…Silencio …
Escuchen vuestro Corazón,
inclínense hacia él. Dejen todo el resto desaparecer porque todas las
satisfacciones salen de vuestro Corazón, todas las soluciones también, sin
excepción alguna, creáis lo que creáis, o lo que no hayas todavía
experimentado.
…Silencio …
Puede que algunos de entre
vosotros sientan la inminencia del basculamiento del último Transito, y tal vez
comprobáis que esto no es la misma inminencia y el mismo estado que tal vez
vivieron en el momento de algunas fechas anunciadas por diferentes pueblos.
Hoy, esto es más denso, está más claro y más verdadero, si puedo decir.
La Profundidad os lleva
también a ser alimentados por lo que encontraron en las profundidades, donde
todo es belleza en el Corazón del Corazón, donde todo está nutrido, y donde nada
tiene que ser tirado o eliminado. Lo que vivís, unos y otros, solo son los
elementos indispensables para vosotros, para vuestro último Paso.
Acuérdense, aunque no
viváis nada, que en el momento de este Paso, en el momento de la Llamada de
María, habrá simplemente a tener presente, antes de desaparecer, la Eternidad
que sois y el Corazón que sois; de todas maneras, no existirá más que esto de
localizable e identificable. Así se vivirá el Cara a Cara, el frente a frente,
en vuestro Corazón del Corazón, con la Profundidad y la precisión más perfecta.
Por mi presencia hoy, sólo
puedo reforzar e insistir sobre mi Presencia en vuestro Corazón, y con la
orientación de la Profundidad. Vengo pues a invitaros a dejaros ir hacia más
Profundidad cada día, a cada minuto - no hay final a este movimiento - hasta el
momento de la Llamada. Eso también corresponde a lo que fue dicho por el
Cristo: «Guarden vuestra casa limpia». La Profundidad os aporta esta limpieza
porque todo está claro ahí, viviendo y siendo luminosos, donde la única
justificación es el Amor.
Yendo cada vez más en
Profundidad, descubriréis que no hay ninguna polaridad, que no hay ni hombre ni
mujer, ni bien ni mal, que todos los antagonismos y los complementarios
resuelven la misma Unidad. No como un concepto o una idea a la cual os adherís,
sino como una vivencia directa de vuestra conciencia. La Luz, en este momento,
está llenando no sólo los intersticios de este mundo y de vuestro cuerpo, sino
que también todos los escondrijos de vuestra conciencia, sin dejar ninguna
tregua a lo que podría oponerse, alumbrándola siempre más y mostrándooslo
siempre más.
… Silencio …
Es en el silencio de la
Profundidad que lo entienden mejor y que estáis en consonancia con la Ley de
Uno, con la Gracia y el Amor.
… Silencio …
En este silencio, la
interiorización se hace por sí misma, sin incluso buscar una vía o un camino,
sin sentir incluso la menor Presencia. Solo queda el Hijo Ardiente del Sol. Es
lo que es vivido o que está por vivirse, esta rendición sin condición a la
voluntad del Uno, al Espíritu de la Verdad.
… Silencio …
Entonces dejen sonreír
vuestros labios, en el Canto de vuestro Corazón reencontrado, a fin de que la
misma mirada de Amor se lleve a toda cosa y todo ser, cualquiera que sea la
libertad que escogió, cualquiera que sea su camino. Allí está también la
oración perpetua, esta oración del Corazón que no pide nada, sino que sólo
canta las alabanzas y la Gracia.
Es en esta Profundidad que
está la escucha y la atención más adecuada. Es de esta Profundidad que nació
también la acción justa en el seno de la Inteligencia de la Luz. Allí donde la
Fluidez de la Unidad no es más un concepto a manifestar y a vivir, sino más
bien la Evidencia de cada aliento y de cada mirada.
… Silencio …
Desde ahora, muchos vivís
las primicias de vuestra resurrección, de la Llamada. Incluso si María ya os
llamó hace algunos años, la intensidad de hoy, es sin medida común con lo que
existía hace algunos años.
… Silencio …
La Profundidad es todo
esto. Así es mi Vía de la Infancia que es vuestra Vía, la más segura y la más
directa en este regreso a la Eternidad.
… Silencio …
Lo que vivimos aquí,
vosotros y yo, que me escucháis, que me leéis, es eso. La emergencia y la
florescencia del Corazón, donde nada más es necesario, ninguna historia,
ninguna persona, ningún mundo incluso. Es la única verdad. Reencontrarse a sí mismo,
cualquiera que sea la apariencia, cualquiera que sea el camino aparente.
… Silencio …
Evidentemente lo
percibiréis según vayáis hacia la Profundidad y aún más hacia la Profundidad, o
al contrario hacía más superficialidad. Sospecháis bien en que este período,
los efectos y las consecuencias no serán las mismas, incluso si la finalidad es
la misma.
La Profundidad, la Vía de
la Infancia, es Evidencia; la vía de la apariencia y de lo superficial es
sufrimiento y resistencia. Esto os aparece cada vez más claramente; que lo
aceptéis o no, eso no cambiará nada. Ahí se ilustra en vosotros el Choc de la humanidad,
tal como fue expresado por el bien amado Juan. Esto se vive hoy, en esta
particular fase, en la cual nadie sabe ni el día ni la hora, pero que sin
embargo, es a cada día y a cada hora.
… Silencio …
Es
lo que es percibido, es lo que es vivido y cada día con más intensidad ahora.
Porque lo que viene ahora no puede ser disminuido, ni parado ni aplazado. Hasta
ahora, y el Comendador os había instruido sobre eso, la velocidad de Hercóbulus
era variable según las resistencias encontradas, tanto por el colectivo de la
humanidad como por la misma Tierra, como por el sistema de predación y de los
pensamientos. Hoy esto no puede ser, se acabó.
La urgencia de la Luz es
tal, en el seno de lo efímero, que nada puede ser aplazado, y que todo se
cumple finalmente. Esto es ahora, no busquen días futuros porque esto es ahora.
Y descubriendo este Corazón del Corazón emanando de vosotros mismos, ninguna
otra interrogación podrá aparecer en cuanto a las circunstancias o a vuestro
porvenir, como el de vuestros hermanos y hermanas cercanos. Esto se despliega
como una Evidencia y una certeza.
Soy Teresa, y bendigo
vuestra resurrección y vuestra libertad.
… Silencio …
Os saludo y os quiero.