MARÍA - 22 DE ABRIL DE 2017 - La Teofanía


MARÍA


 

TEOFANÍA

 

22 abril 2017 13 horas

 

Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Os saludo a todos vosotros, hijos míos, presentes en vosotros mismos en este instante, en cualquier lugar de la Tierra. Hijos bien amados, os había avisado que vendría siempre que fuera necesario durante este período que vais a vivir en vuestra intimidad y en vuestra presencia.

 

…Silencio…

 

Estoy aquí de nuevo entre vosotros, para anunciar la Teofanía. La Teofanía es, espero, para muchos de vosotros, el momento de vivir la Verdad de Cristo y la verdad de vuestra eternidad. En este mismo momento, mis gracias y mis bendiciones se depositan en cada uno de vosotros y sobre vosotros, para conduciros a que os reconozcáis y reconozcáis la Verdad en el silencio de vuestro Corazón, en el silencio de la Eternidad.

 

…Silencio…

 

Como os hemos dicho, hace ya varios meses, ya habéis entrado de lleno, en los acontecimientos anunciados por todos los profetas de cualquier tradición, de cualquier origen. Esta Teofanía representa para cada uno de mis hijos, me hayáis reconocido o no, una Gracia, una Gracia eterna para vuestro propio reconocimiento. Y para aquellos que no me habéis reconocido todavía, se trata de una advertencia final para vivir la Gracia y no la división, para restablecer la primacía de la Eternidad, sea cual sea el devenir de este cuerpo, sea cual sea vuestra vida y sean cuales sean vuestras ataduras residuales o restantes.

 

La Radiación de mi Corazón Inmaculado ya se ha incorporado a vosotros durante la última Radiación Arcangélica de manera improvisada y se realizará, a partir de ahora, cada jueves a las 20 horas. Muchos de vosotros ya habéis percibido las modificaciones de vuestro corazón y de vuestra conciencia, desde las 19 horas del jueves pasado. Sucederá lo mismo en cada Radiación, en todos vosotros, alineados o no y, a algunos de vosotros, os hará tambalear las más profundas certezas y creencias, para liberaros de todo lo que hayáis podido creer o imaginar y ser libres definitivamente.

 

Incluso hoy, vivimos juntos el “corazón a corazón” y, como sabéis, durará todo el tiempo que esté con vosotros y vosotros conmigo.

 

…Silencio…

 

Estas Teofanías representan el anuncio de la Luz, su vuelta y el establecimiento de su reino, independientemente de las vicisitudes que os quedan por recorrer en este mundo para llevar a cabo, de manera visible para todos, la liberación del confinamiento, de la ilusión de la materia.

 

…Silencio…

 

El Arcángel Mikaël os ha anunciado que sembrará las tierras y el mar, desde la próxima semana. La semana siguiente a la semana santa que se termina después de la Resurrección de Cristo, os llevará a enfrentaros, cada uno en vuestra vida, a la verdad de la Luz y a la verdad de la ilusión de este mundo, de sus ataduras, de sus creencias, de todo lo que hace sufrir en la superficie de este mundo. El Amor no conoce el sufrimiento, la Libertad no conoce el confinamiento, y vosotros sois Amor y Libertad. A cada uno se os ofrece hoy encontrar lo que sois en esencia: el Camino, la Verdad y la Vida.

 

Todas las puertas están abiertas para mostraros que no hay ninguna puerta, sino las de vuestras creencias y las murallas de vuestras ataduras a vosotros mismos, a lo que vivís, a lo que poseéis.

 

…Silencio…

 

En muy poco tiempo, la inutilidad de las posesiones, sean las que sean, os aparecerá claramente en vuestra vida y a nivel colectivo. Hace unas semanas, os insté a que mirarais el Sol, el Cielo y, sobre todo, en vosotros para descubrir la Verdad que ahora, no podrá ser ignorada por más tiempo, por ninguna conciencia presente en la Tierra.

 

…Silencio…

 

Todos vosotros estáis en este momento en el lugar apropiado para vivir a la perfección vuestro retorno a la Luz, vuestro retorno a la Eternidad.

 

Muchos de vosotros habéis vivido ya, durante la anterior Radiación, esta Teofanía; habrá otras más cada jueves, así como en este mismo instante.

 

Este es el momento en que os parece, si no está ya hecho, que todos los conocimientos que habéis adquirido y todas las adquisiciones de esta vida, no representan más que algo pasajero y que se extingue ya, para liberar vuestro corazón de su carga de sufrimiento y de miedo, despejando vuestro corazón para instalar allí la verdad de mi Hijo que es vuestro, para que en el momento de mi Llamada, que os recuerdo, puede ocurrir de un momento a otro, tan pronto se haga visible el signo celeste y resuenen las últimas Trompetas en la Tierra, de manera uniforme.

 

Los acontecimientos de este mundo, tal y como se producen y se presentan a vosotros, son solo distracciones que os alejan de vuestro corazón, conduciéndoos a no volver vuestra conciencia sobre vuestra eternidad, sobre vosotros mismos, más allá de toda apariencia y de todo juego.

 

Ahora es el momento de atreveros a ser definitivamente lo que siempre habéis sido, sea cual sea la dimensión, sea cual sea la forma o la ausencia de forma. Estáis invitados al Banquete Celestial, ha llegado el momento de lavar las ropas en la sangre del cordero. Ha llegado el tiempo de descubrir la totalidad de vuestro cuerpo de Êtreté, de todas las posibles conciencias, en cualquier forma o en cualquier dimensión y eso no se encontrará en el exterior, sino cuando realmente dejéis de mantener algo de este mundo, cuando no haya nada que soltar, cuando os volváis definitivamente, con firmeza y certeza, al Corazón del Corazón. La Teofanía os impulsa a vivir esto. Ella os da la iluminación necesaria para reconocer finalmente la evidencia.

 

El fin de la ilusión de este mundo ya está en marcha. Está en marcha y no hay vuelta atrás. Basta reconocer esto para soltar y aceptar que la divina Providencia es vuestra única certeza, que la Luz es vuestra única protección, sin juicio, sin discriminación entre lo que llamáis el bien o el mal. El Amor está más allá del bien y del mal, es la Verdad, es lo que sois.

 

Entonces, esta Teofanía se vive justo en este instante. El llamado Fuego Ígneo, está también sobre la Radiación de mi Corazón Inmaculado como en cada una de mis hermanas que se dirigen hacia vosotros y en vosotros en este mismo momento, en este instante, para invitaros a capitular frente a las últimas resistencias, a las últimas creencias y a las últimas ilusiones que impiden la verdad del Amor.

 

…Silencio…

 

Para aquellos de vosotros que estáis viendo la Tierra, el Sol, los hermanos y hermanas de la humanidad, los eventos del manto de la Tierra, los eventos de vuestros cielos, solo podéis aceptar y asumir la verdad del Amor, que ve más allá de los sufrimientos, más allá de este cuerpo y más allá de toda apariencia, la verdad de su eternidad.

 

Las Teofanías, en definitiva, no son más que la repetición del escenario final de mi Llamada, para ofreceros, si os abandonáis a ella, una Alegría inextinguible, una Alegría que nada puede pararla, que nada puede detenerla, que se mantiene ella misma y que no tiene ni soporte ni objeto ni vibración. Este es el estado primordial del Amor y de la conciencia, que os da acceso anticipadamente, a lo primordial. Lo que nuestros hermanos orientales han llamado “Absoluto” o “Parabrahman”, no es más que el Corazón Inmaculado, el que sin ningún esfuerzo solo ve el Amor por encina de toda oposición por encima de todo lo que llamáis mal.

 

…Silencio…

 

Muchos de mis hijos os despertáis hoy con esta nueva conciencia, esta nueva mirada, aunque no haya palabras para describir lo que se vive, porque lo esencial es lo que se vive y no lo que se dice. Hoy incluso, muchos de vosotros vais a encontrar la totalidad de vuestra verdad. Nos regocijamos con ello y os acogemos, ya que Cristo solo puede aparecer en el interior de vosotros.

 

Muchos de vosotros sois llevados a fusionar totalmente con Cristo y así, volver a nacer de nuevo antes incluso de mi Llamada. Así como hace muchos años, muchos fuisteis llamados por mí, de manera individual.

 

…Silencio…

 

Recordad las reglas de oro de la Simplicidad, de la Humildad, de la Trasparencia, del no juicio, de la Unidad. Son los testimonios de vuestro corazón encontrado y despertado. Hayáis percibido lo que hayáis percibido, hayáis vivido lo que hayáis vivido hasta el presente, incluso todo eso debe dar paso a la Gracia del Amor, porque el Amor entra en este planeta, profusamente y a disposición de todos vosotros tan pronto como os comprometáis a dar la espalda no solo a todo lo que hace la dualidad, a todo lo que hace la ilusión de este mundo, sino también a su seducción.

 

La Teofanía es el medio de recordaros, esto es una especie de antecámara del Juramento y de la Promesa de la Fuente, que se os ofrece que viváis anticipadamente, antes incluso de mi Llamada, y os deis cuenta de quiénes sois.

 

Sacrificando así vuestra individualidad y vuestra personalidad, entráis de lleno en el corazón del corazón de la Resurrección y sus mecanismos, al corazón de la bendición perpetua de la Gracia y de la Luz, que solo es el Amor y la Verdad.

 

Los eventos de la ilusión de este mendo, van a acelerarse mucho desde este día para poneros frente a la verdad de todas las profecías establecidas en cada época y en cada lugar, sobre el futuro de este mundo.

 

Velad y orad y, sobre todo, permaneced en ese estado de Amor y de confianza que es el abandono total a la Gracia divina, a Cristo. Sed sus divinos imitadores. Más allá de toda referencia histórica, de todo simbolismo, encarnáis a Cristo en la carne. Eso se produce ahora y eso es vuestra Teofanía.

 

Por supuesto, somos perfectamente conscientes, mis hermanas y yo, que eso no concierne más que a una pequeña parte de la humanidad, pero esta pequeña parte es tan grande, tan poderosa en las leyes del Amor, en la ley del Uno, que el número no puede ser un obstáculo. Mi hijo os lo dijo: “cuando estéis reunidos en mi nombre, dos o tres, yo estaré entre vosotros con vosotros, expresándome por vuestra boca”. Esto forma parte de Pentecostés.

 

La Teofanía, así como los acontecimientos históricos, anuncian el retorno de Cristo por supuesto; pero, ante todo, el nacimiento de vuestro Cristo, emergiendo sobre la escena de este mundo. En un acto de contrición, el pecado se disuelve, la resurrección de la carne se hace dentro de la nueva dimensión, aquí mismo en vuestro cuerpo de Êtreté, en vuestro cuerpo de Eternidad, haciendo pasar a segundo plano, las preocupaciones de este mundo, sean de la naturaleza que sean; tanto si afectan a vuestro cuerpo como a vuestras finanzas o afectos, eso no representa nada ante la intensidad de esta Teofanía.

 

La Luz os llama cada vez más a que dejéis vuestros convencionalismos, que dejéis de proyectar nada en el exterior, que os volváis hacia vosotros mismos íntegramente, ahora, que no dependáis de ningún conocimiento y que sirváis a todos con la misma ecuanimidad, con la misma alegría y con la misma felicidad.

 

Somos también conscientes que muchos de vosotros oscilan todavía entre el estado de felicidad y el estado habitual de miedo, ya se trate del cuerpo o de las creencias; da lo mismo. Dejad, simplemente, establecerse en vosotros esta Teofanía para que el Fuego Ígneo os acerque más a vuestra eternidad, para que os muestre y demuestre que las ilusiones de este mundo tienen solo un tiempo y son pasajeras, y que no existe ninguna satisfacción duradera en este mundo, en relación con la verdad de la Eternidad y a la satisfacción eterna del Amor.

 

…Silencio…

 

Disfrutad de estos momentos de Teofanía, así como los momentos en que la Luz os llama con más intensidad que de costumbre para dejar los miedos, vuestras ocupaciones, vuestros intereses en este mundo, sin rechazarlo, pero para verlo desde vuestra eternidad, lo que es y, sobre todo, lo que no es. Un mundo que sufre, no conoce el Amor, un mundo limitado y encerrado, no puede conocer el Amor si no es en la proyección. El Amor del que tratamos es, por supuesto, el que muchos de vosotros vivís ya, por las Coronas, por las vibraciones, por la Onda de Vida, por vuestras comuniones, vuestras fusiones y las diferentes etapas, los procesos vibratorios y de conciencia que se os han enunciado claramente.

 

Si necesitáis muletas, dentro de la ilusión, entonces, servíos de ellas. Pero mirad básicamente, aquello que no necesita de ninguna muleta, tenéis la certeza de la Verdad. Todo lo demás es pasajero y no hace más que estorbar. Muchos de vosotros os habéis dado cuenta de ello y encontráis a veces dificultades para estableceros permanentemente en vuestra eternidad. Y todas las soluciones se encuentran aquí y tendréis cada vez menos en el mundo exterior, ya sea por vuestra alimentación, por vuestra seguridad, por el calor, por lo que os distrae. Todo eso va a desaparecer de la pantalla de vuestra vida de manera sorprendente, dentro de muy poco tiempo. Eso puede producirse a partir de ahora, a cada minuto y con más intensidad, desde el instante en que Mikaël haya sembrado los mares.

 

Entonces los demonios os aparecerán en su desnudez y en su estupidez. El Amor se os mostrará en su gloria y en su belleza tanto en vosotros como en lo que os rodea, como en cada uno de vuestros hermanos y hermanas. No juzguéis; mirad simplemente lo que hay, lo que pasa y lo que emerge, poniendo fin a toda dualidad, a toda voluntad de juicio o de acusación de quien sea y de lo que sea, estableciéndoos en la firmeza más sólida que pueda existir y que no es de este mundo y que, por tanto, entra en manifestación en este mundo.

 

…Silencio…

 

El Manto Azul de mi Gracia os acompaña desde ahora, así como el Fuego Ígneo, no solo durante las Teofanías, sino (esperamos) cada día de manera cada vez más insistente y permanente, para poner fin a toda duda, a toda interrogación de lo que está presente ahora en el mundo, la finalidad de la Revelación, las imposturas, las mentiras, los engaños propios de este mundo, dejando paso a la claridad de la Luz y a la trasmutación del Amor, el que no conoce ninguna contingencia de forma, sin conexión humana, para aseguraros la Libertad eterna, para aseguraros la Alegría. En esta Alegría, ¿qué más puede necesitarse? Todo está ahí profusamente: tanto vuestro alimento como vuestras respuestas. En ese espacio hay Evidencia y hay Verdad; no hay espacio para nada más.

 

Entonces, ahora, mi Manto Azul de la Gracia, os recubre a todos donde quiera que estéis. La Radiación de mi Corazón Inmaculado se dirige a vuestro corazón acompañada del Coro de los Ángeles y del Espíritu del Sol. El Impersonal se revela entonces íntegramente, poniendo fin al escenario de la Ilusión, preparándoos para mi Llamada y vuestro abandono final. 

 

La Resurrección, lo sé, está muy avanzada en muchos de vosotros, con los ajustes finales, se puede decir, no tanto de la vida, sino del posicionamiento de lo que sois en la Eternidad, mostrándoos el personaje que erais todavía ayer o incluso antes, con amor y compasión, y eso es válido para cada uno de vosotros que os descubriréis en la ilusión, viendo más allá de las apariencias, más allá de los sufrimientos, más allá de todos los juegos posible de este mundo.

 

Entonces, acoged sin restricciones, acoged sin preguntas, acoged con toda libertad, la libertad del Amor que no tiene nada que ver con lo que vosotros creéis ser en este mundo, en cualquier posición que hayáis vivido o viváis todavía. No hay otro medio, lo sabéis, de encontraros; no hay otro medio de ser liberado.

 

El mecanismo ascensional de la Tierra que ya ha comenzado, como os lo dije hace ya algunos meses, va a alcanzar realmente su apogeo. Este apogeo será alcanzado al final de la semana próxima, sacando a la luz las conspiraciones, las manipulaciones, los sufrimientos y los miedos que han conducido a este mundo a estos momentos precisos, tales como fueron anunciados por mi Hijo, por la pluma de Juan.

 

Entonces sí; más que nunca, “velad y orad”. Pero no aislándoos, no extendiéndoos en la oscuridad, sino estando plenamente vivos, llevando la buena nueva, no el fin de la Ilusión -que no representa nada-, sino la gloria de la Resurrección. La gloria de la Resurrección, pone ella misma fin a lo que pueda quedar de ilusiones, de creencias, de mental, de ataduras, de miedos. Abríos totalmente y mirad dentro de vosotros. Mirad, bañaos en el Manto Azul de la Gracia, bañaos en la Luz de la Verdad y la Luz del Amor.

 

¿Qué más necesitáis? Ni una forma, ni una dimensión, ni una existencia encerrada, separada; aquí está la última Verdad, no hay otra. Así es la Teofanía. Ella supera las palabras, supera las vibraciones, aunque muchos de vosotros hayáis sentido el Fuego Ígneo atravesar vuestro corazón de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, este jueves que acaba de pasar. Esto se os ofrece un centenar de veces hoy; y cada jueves será ofrecido cien veces más en relación a la vez anterior, poniendo fin a todo sentido de medida del Amor, poniendo fin a toda restricción de este Amor.

 

Velad y orad. Servid a todos.

 

Independientemente de lo que os ofrezca la Vida vivir en estos momentos, sean cuales sean las pérdidas o las ganancias, eso no representa nada frente a la verdad de lo que sois. En este Fuego Ígneo que dirijo a vuestro corazón se encuentra lo inefable donde no puede surgir ningún temor, donde solo el ego puede limitaros e impediros, por muy poco tiempo todavía, acceder a eso.

 

Como sabéis, toda la Confederación Intergaláctica está muy cerca de vosotros ya desde hace muchas semanas y se revelan cada día un poco más a vuestros ojos estupefactos. No os distraigáis por el caos de este mundo, por sus guerras; no os distraigáis por las penurias, sean las que sean. La única fuerza en este momento, sois vosotros y nada más.

 

En el Amor no hay nada que ganar, nada que alimentar, porque el Amor es alimento, conquistas permanentes que no dependen, como sabéis, de ninguno de vosotros, de ninguna voluntad, incluso la más espiritual, ni de ningún deseo. Porque el Amor no será nunca un deseo, nunca una conquista, sino justamente un reconocimiento de la Evidencia, más allá de todos los filtros que constituyen la persona -que ahora, desaparece ella también.

 

…Silencio…

 

La Teofanía es la continuación lógica del arrepentimiento para muchos de mis hijos que lo han vivido por todo este planeta en diferentes momentos y todavía sigue produciéndose.

 

…Silencio…

 

El Fuego del Amor, este Fuego Ígneo, viene a pulverizar y a disolver totalmente lo que vosotros habéis creído mantener. Recordad a mi Hijo cuando dijo: “los que quieran salvar su vida, la perderán. Los que acepten lo que les ofrece la Vida eliminando su individualidad, tendrán la Eternidad”: Nada puede ser comparable a esto y no merece la pena.

 

No olvidéis que la Gracia os está abierta; podéis llamarme, así como a cada una de mis hermanas, y muchos de vosotros se han acercado al Canal Marial, y se han visto irradiados de Amor por una de mis hermanas o por mí misma. Eso es también posible, tanto con los Ancianos como con los Arcángeles; pero es mucho más fácil cuando parte de nosotros, porque el Corazón Inmaculado, en este mundo que se ha degenerado tanto, es la prerrogativa de la mujer, lo que hemos llamado “Femenino Sagrado”, que entra en manifestación por la gracia del “Masculino Sagrado”, que os lleva al Andrógino Primordial donde ningún sexo, ninguna apariencia es necesaria para discriminar nada, allí donde no hay apariencia para lo que llamáis hombre y mujer, hijo y padre, enemigo o amigo.

 

…Silencio…

 

Así que, mis hermanas se unen a mí. Todas las Estrellas comienzan ahora el «corazón a corazón» con cada uno de vosotros. Bañaos en el Manto Azul de mi Gracia. Bañaos en el Fuego Ígneo. Este Corazón Inmaculado que se dirige a vuestro corazón os hará descubrir que vuestro corazón solo puede ser inmaculado, como el mío y como todos vuestros corazones. Ninguna sombra puede permanecer, ninguna resistencia puede manifestar su desacuerdo con la Verdad, desde el momento en que asumís, desde el instante en que os miráis allí donde hace falta, mostrándoos a vosotros mismos sin estar seducidos por los espejismos de este mundo, por lo que produce placeres y disgustos. La Alegría está totalmente aquí, en este instante.

 

…Silencio…

 

Reunámonos ahora que mis hermanas se han unido a mí y formemos juntos una ronda de Amor y de Libertad, alrededor de la Tierra, pidiendo simplemente que la verdad del Amor y su Gracia emerjan en cada uno, dentro de su manifestación en este mundo.

 

Así que os digo hoy con mis hermanas: “Arriba los corazones”. Cada uno de mis hijos es digno de Cristo; cada uno de mis hijos está, en este instante, en vuestro corazón.

 

…Silencio…

 

Entonces, os saludo, cada uno de mis hijos, llenos de Gracia, y os digo: “El Señor esté con vosotros”; “Tú eres bendito como cada uno es bendito”.

 

…Silencio…

 

El fruto de tu corazón es bendito y es lo que eres.

 

…Silencio…

 

Te doy el don de la Gracia. Doy a todos y cada uno, la misma comunión, la misma Eucaristía.

 

…Silencio…

 

Doy a todos y cada uno, la misma Teofanía.

 

…Silencio…

 

Entonces, te invito ahora a quedar en silencio. Mis hermanas y yo misma también quedamos contigo durante el tiempo asignado. Evidentemente, volveré tan pronto como sea posible en función de las circunstancias de este mundo y el progreso de la emergencia de vuestros corazones para acompañaros de cerca, en vuestro renacimiento, en vuestra resurrección y en mi Llamada. Llamo a todos aquellos de vosotros que me escucháis, a uniros a las moradas de Eternidad, a las moradas de Paz. Os invito también a no frenar este Amor y dejar espacio libre a “Él que está ya aquí”.

 

…Silencio…

 

Tú eres Amor, todo lo demás es pasajero; tú eres Verdad, todo lo demás es falso; tú eres Alegría que pone fin a toda incompletud y a todo deseo. Tú eres completo en este instante´

 

Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Os digo, hasta muy pronto. Os dejo ahora beneficiaros y vivir la radiación de mi Corazón Inmaculado. Os dejo vivir en silencio la paz del corazón y doy a cada uno de vosotros mi bendición y esta paz del corazón.

 

Entonces, comulguemos juntos. Os digo, hasta muy pronto. Id en paz, en vuestro Corazón del Corazón. Permaneceremos con vosotros hasta que transcurra esta hora y no olvidéis nunca que, a partir de ahora, no existirá más que un recurso frente a todas las circunstancias de vuestra vida; ese recurso es vuestro corazón. Todo lo demás no representará más que pesos muertos sin ninguna utilidad.

 

Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Os amo

 

…Silencio…

 

Permanezcamos juntos silenciosamente hasta el final de la hora.

 

…Silencio…

 

 

 

***