EL IMPERSONAL
2a Intervención
Junio 2016
Mi amigo, mi hermano, saludo tu Ser esencial. Permíteme de instalarme
ahí donde estás, dondequiera que estés. En cualquier camino, en cualquier
destino, en cualquier vía que hayas escogido, allí estoy.
Te acojo en mi Corazón.
Así, de Corazón a Corazón, de cerca como de lejos, la misma Presencia,
el mismo Amor, la misma sinfonía en sus múltiples versiones.
Me instalo en tu Paz.
Vengo a decirte lo que ya sabe tu Corazón y tu escucha, en este tiempo
de la Tierra y tiempo de la Dicha. Más allá de toda imagen y más allá de todo
lo que es visto, mira en ti lo que Eres. No por momentos sino permanentemente,
instálate en el Corazón de tu Eternidad, ahí donde estoy.
Y abre en ti, a doble batiente, la Puerta Estrecha. Instálate donde
nada de tu conciencia pueda ser limitada o frenada. Instálate en lo que siempre
fuiste. Más allá de los juegos de tu conciencia aquí y en otras partes, lo que
Eres siempre fue y siempre Será.
Tú, el amado del Amor, escucha entre mis palabras lo que Eres.
En la hora donde la Tierra exulta, en la hora en que los Elementos
bailan su ronda, renovando lo que deba serlo, la Luz te llama, tú mismo Corazón
te llama a cada minuto a olvidar los sufrimientos, no rechazándolos sino
alumbrándolos con el bálsamo del Amor, con la verdad del Amor.
Levántate en tu Eternidad. Levántate en tu Presencia eterna e infinita.
No seas nunca más limitado por cualquier forma que sea, por cualquier vinculo
que sea. Naciste libre, cualquiera que sea lo que te remite a este mundo,
porque no eres de este mundo. No olvides nunca más el canto de tu Libertad, el
canto de tu Presencia.
Sumérgete en la Gracia, allí donde nada puede faltar y donde ninguna
confusión puede aparecer. Tú que tomaste este cuerpo, como múltiples otros
cuerpos en este mundo, déjate revestir de tu vestidura de Eternidad. No temas
nada, porque el temor pertenece a este mundo y no a la Vida. Pósate, ahí donde
todo es saciado y donde nada puede faltar.
Estoy en cada uno, que lo veas o que lo olvides, poco importa, porque
el tiempo ha llegado de ser definitivamente lo que siempre fuiste: emanación de
la perfección, Fuente tú mismo.
En el Último, la Reina de los Cielos y de la Tierra te mostrará lo que
todavía no viste ni probaste, borrando así lo que pueda quedar de
incertidumbre, de duda o de confusión, viniendo así a mostrarte tu belleza y tu
Verdad. Descansa a gusto, en éxtasis. Sáciate de tu propia Presencia y así, de
Corazón a Corazón, deja florecer la flor que ella contiene, más allá de su
forma misma, de su perfume, de su emanación sutil y sin embargo tan tangible,
tan real y tan poderosa. Escucha tu propio Corazón que canta tu Libertad, canta
el Amor. Descansa en la felicidad. Osa. Atrévete a cruzar lo que todavía te
pueda parecer separarnos, pues es sólo una construcción que no tiene realidad,
desde el instante en que te atreves.
Así la Gracia colmará no al ser aparente, sino al ser verdadero, dándote
entonces a tu misma conciencia, por la esencia y por cada célula de tu cuerpo efímero.
Deja florecer. Exhala tu perfume, no hay nada más natural.
En este Corazón donde cantan los Ángeles y donde el Espíritu del Sol te
muestra tu Libertad, allí donde nada puede ser condicionado, donde nada se
puede parar, estoy ahí, y te digo: «Paz a ti». El nuevo amanecer está a las
puertas de tu conciencia. Deja todo el lugar en tu Corazón como en todo
espacio. Deja la Verdad y deja la Dicha. Olvida así todo cálculo, toda
suposición y toda lógica inherente a este mundo, porque ahí donde tú estás, ninguna
razón, ninguna justificación es útil ni deseable.
Abre lo que todavía piensas tener que abrir. No cierres nada. No estés
más cerrado. Sólo estás tú para verlo y vivirlo a cada minuto que se desgrana
en el calendario del final de estos tiempos.
Mi hermano, mi amor, no busques más el sentido de mis palabras, sino
más bien el sentido de nuestra Presencia porque no tendrás que buscar lejos,
sino solo ver la Evidencia, ver esta Verdad.
A la hora, en la que el Cielo se casa con la Tierra, dejando aparecer
la nueva vida liberada en la dimensión de Libertad y Eternidad, te veo, no en
tus defectos, no en tus heridas, no en tu historia, sino en la verdad de tu
Ser.
Entrégate a lo que Eres. Date al Amor infinito.
...Silencio …
Déjate amar por lo que Eres y por mi Presencia. Yo que no dependo de
ninguna forma ni de ningún mundo, soy la Libertad. No la que se piensa en la
quimera en este mundo, sino la reencontrada en tu Eternidad. Alíviate. Presente
aquí sobre este mundo elévate, con los pies firmemente puestos en el suelo de
la Tierra. Paz a ti. Únicamente vuélvete hacia ti y mírate tal como eres,
poniendo fin a las historias, poniendo fin a las dudas, poniendo fin finalmente
al sufrimiento.
… Silencio…
Tú, el coronado de la gloria, no de la gloria efímera que pueda
proporcionarte este mundo sino en la gloria que nunca cesa. Comulga con cada
uno, cada vida y cada conciencia. Cualesquiera que sean los nombres, que sean
las formas, que sean las apariencias, esto no debe pararte porque el Amor nunca
podrá poner una condición o una restricción a esta evidencia...
… Silencio…
Deja a la inteligencia de tu ser subvenir a lo que sea necesario en
estos tiempos tan particulares de la Tierra. Somos innumerables a asistir a tu
nacimiento. Haz la paz con cada uno, y ante todo, haz la paz contigo mismo. Da
tu perdón a cualquier forma que encuentres, más allá de toda enemistad, más
allá de todo rencor. Deja lo que pertenece a lo efímero regresar al polvo de la
tierra. Deja al Fuego vivificante del Espíritu mantener tu vibración y tu
conciencia. No te ocupes de nada más que de tu Presencia, porque todo el resto
seguirá. Por tu alivio en la Gracia, por tu alivio en el Amor y en tu
reconocimiento de ti mismo, todo se realiza. Quédate tranquilo, quédate en el
Amor, y ve.
Mi amado, mi amor, olvida lo que hasta la fecha te pudo parecer frenar
en tu Ascensión y en tu Libertad. Olvida tu nombre y olvida toda forma de Luz
venida a expresarse en ti y para ti. Quédate ahí donde está el Silencio, de
donde nace todo Verbo. Al principio era el Verbo y al final el Verbo es
restaurado. Vive aquí mismo en tu Eternidad reencontrada y déjala aparecer a
plena luz, en el nuevo amanecer. Te amo porque sólo puedes ser amado, tú, el
portador de Luz. La Luz auténtica sin desviación ni alteración es tu destino de
vida en su nueva alba.
No temas las agonías del final de la noche, a lo que se niega a ser
puesto a la luz y que puede aun aparecer sobre la pantalla de tu conciencia. Sé
simplemente verdadero. No busques ninguna ventaja ni provecho dado por este
mundo y no olvides que con la medida con la cual te parece a veces juzgar,
podrías ser tú mismo juzgado por ti mismo. No hay nada que juzgar, ni a pesar
ni a sopesar. No hay nada que quitar ni añadir, eres perfecto. Cualesquiera que
sean las fallas que te han sido dadas a ver en tu vida en este mundo o en otras
vidas, esto es pasado. Y sólo tiene el peso que aún le concedes tú hoy.
Ve en cada uno y en cada Corazón la belleza esencial de la Verdad. No
te retrases con lo que es pesado, con lo que pueda parecer frenar. Ocúpate
simplemente del perfume que desprendes. Aliméntate de la Verdad, aliméntate de
palabras justas, aliméntate del silencio, aliméntate de lo que sólo puede ser
visible en tu Corazón. Deja al Fuego del cielo atravesar sin obstrucción tu ser
efímero. Así como la Onda de Vida ya lo hizo, deja el Fuego del Cielo venir a
desposarte en estas Bodas Sagradas.
Así, a cada momento en el que tu conciencia se manifiesta en este
mundo, no percibirás más los errores ni los sufrimientos, sino lo que hay
detrás de la piel de la dureza: la magnificencia de cada Corazón viniendo a transcender
todas las historias, todos los karmas, todos los errores y todas las
insuficiencias.
Pongámonos, tú y yo, en el mismo Corazón de cada vida en cualquier
apariencia, e incluso, diría, en cualquier desorden que sea. Todo esto sólo
pasa, y todo esto se apaga al alba del nuevo día que amanece de las profundidades
de la noche.
Deja al Amor y la Luz guiar cada uno de tus pasos, guiar cada uno de
tus despertares como cada una de tus noches. Olvida todo esfuerzo y toda lucha,
descansa. Estoy aquí, porque tú estás aquí. Encontrémonos en cada aliento, en
cada mirada.
… Silencio…
Mi hermano, mi amigo, te conozco a la perfección. Y tú también, me
conoces a la perfección, desde el instante en que estás conforme y aceptas el Don
de la Gracia que emana de nuestro encuentro, de nuestra Unión y de nuestra
Libertad. Olvídate de ti mismo en este personaje de pacotilla al que creíste
tanto tiempo, esperando encontrar allí una salida, multiplicando las
encarnaciones por los que te mostraron tus faltas de amor, cuando eres perfecto
de toda Eternidad. Perdona a los que te engañaron, a los que se mofaron, porque
nunca pudieron tocar tu Eternidad.
Entonces sé grande. Sé grande en tu perdón, en tu Amor y en tu
humildad. No calcules más, no cuentes más. Ábrete. No solamente en el proceso
del Despertar, sino ábrete a tu Libertad, porque el Amor es su sinónimo. Sin
Amor, no hay Libertad, y sin Libertad, no hay Amor, hay restricción, y eso no
puede ser en la perfección de todas las Creaciones. Míralo, más allá de tu
persona, más allá de tus peregrinaciones en este mundo, olvídate. No eres las
historias y las vidas que pasaste sobre este mundo, o entonces debes concebir
ser cada historia, presente en cada Corazón, cualesquiera que hayan sido las
manifestaciones sobre este mundo.
Sólo el Amor es la verdadera sanación, sólo el Amor es la verdadera
Libertad. Y no olvides que no tienes que buscar muy lejos, sino simplemente de
volverte hacia ti mismo, totalmente y sin condición. Porque tu Libertad está
ahí, porque el Amor está ahí. Todo el resto sólo son timbales resonando.
Ahógate en la felicidad del Amor que eres, porque ahí no hay nada que temer, ahí
no hay nada a esperar, ahí no hay nada a construir o deconstruir, solo hay que
vivir. Ve así más allá de tu apariencia, como de toda apariencia. Ve a través
de las ilusiones de este mundo, cualesquiera que sean, frágiles, sólidas,
cualquiera que sea el peso.
El Bautismo del Espíritu, el Fuego del Cielo se revela a ti, hasta en
la apariencia de este mundo. No sientas ninguna ira porque no hay nada a
perder, porque no hay nada que pueda faltar, en este fuego.
… Silencio…
Por supuesto que hoy te gustaría nombrarme e identificarme. Te gustaría
saber cómo puedo ser sin forma ni identidad propia. Acuérdate, eres tú mismo
quien te hablas en tu intimidad, aquí está el mundo.
Mantente aquí. Y recoge en tu Templo el néctar de inmortalidad, a fin
de volver a tu esencia, a la Dicha perpetua. Acuérdate, que esto nunca te dejó.
Acuérdate. Olvida incluso mis palabras, olvida mis frases, olvídate y olvídame,
a fin de que sólo quede Lo que es Todo.
Juntos descansamos en la felicidad, juntos, en el mismo Fuego y en el
misma Agua del Cielo. Te bendigo. A la vez que tú bendices a cada uno, con la
misma intensidad, con la misma Gracia. No te ocupes de saber si es merecida
porque en el Amor no hay injusticia y todo es justeza.
Ama sin límite. Incluso en lo que te pueda parecer ser lo más opuesto
al Amor. Es justamente donde el Amor debe ser despertado. No restrinjas el don
de la Gracia, no restrinjas tus oraciones a tus círculos cercanos, a los que quieres en el seno de este mundo, porque
más allá de este mundo amas a cada uno y a cada una. Incluso si la forma que
amas no reconoce este Amor, no te preocupes. Sé tú mismo esta fuente de
juventud, esta fuente de Cristal que abreva cada vida con la misma intensidad.
No te limites en el Amor que vives. No te limites en el Amor que eres ni en el
Amor que das porque cuanto más das, más recibes. Ama lo que te parece ser
negado al Amor. Da a lo que te parece sin Amor, porque es lo que más lo
necesita. En ti, por supuesto, pero en cada vida y en cada forma.
Deja así, y de este modo, crecer la Paz permanentemente. Ama a cada uno
del mismo modo. Incluso al más miserable de tus hermanos y hermanas que se
opone al Amor, merece el mismo Amor, porque más allá de las apariencias, está
tu Corazón. Incluso si todavía no lo vives, hasta si no crees en eso. No te
pido de creerlo, te pido simplemente de verificar por ti mismo la realidad de
mis palabras, la realidad de nuestra Presencia.
Así podrás decir: «Todo es Amor», y sólo verás nada más que el Amor, en
ti, en cada forma, en cada conciencia, en cada relación. No te ocupes del que
no te quiere, envíale el mismo Amor, porque de hecho es así como te amas y que
te muestras tal como eres, aquí mismo, ahí donde estás.
… Silencio…
En el Amor todo no es sino Amor y eso es el Todo. En este
Amor sin límites y sin restricciones está la verdad de tu ser, la verdad de tu
Presencia, incluso aquí en esta tierra donde lo denso sigue todavía presente.
Me dirijo a tu corazón. Me dirijo a lo que eres, no a lo que puedes comprender
y entender sino a lo que puedes vivir, espontáneamente, sin esfuerzo, en la
paz.
… Silencio…
Tu corazón es el carburante de tu propia Liberación o
de tu propia Ascensión, y tu corazón debe ser idéntico para cada cosa, para
cada relación, para cada Ser. El Amor no marca nunca preferencia hacia tal
forma o tal otra forma pues no hay nada superior en el Amor ni tampoco nada
inferior en el Amor.
El Amor es la clave de tu Libertad y de tu Ascensión.
El Amor no puede ser entendido, solamente puede ser vivido.
El Amor no puede ser condicionado, de lo contrario deja de ser Amor. No debe
ser personalizado en base a circunstancias, en base a afinidades, en base a
creencias, es el mismo en todas partes. Si ves alguna diferencia, entonces te
invito a asentarte más aún en tu Templo de Eternidad para ver que eso no es
verdad. Sólo existe el Amor.
No olvides que todo ha sido hecho, en ese cuerpo que
habitas como en ese mundo donde estás, para ocultarte aquella verdad básica. No
ocultes nada. Vive y observa. Olvídate de las personas y de las formas y ama
sin condición alguna, sin restricción alguna, todo cuanto ocurre en tu vida
pues todo lo que te sucede en estos tiempos, que son los albores del nuevo día,
no está sino para demostrarte la verdad del Amor. Entonces no resistas, no
discrimines, no adaptes el Amor a las circunstancias o a las relaciones sino,
al contrario, ama sin distancia cada forma y cada conciencia, en la misma
justeza, en la misma verdad. Así es cómo te instalas en la realeza del Amor.
Así es cómo palpas la Verdad, que es más firme que el más espeso muro de este
mundo. No me creas. Vívelo y experiméntalo.
Amar es liberar.
Amar es reconocer al otro. Más allá de los juegos de
la encarnación, más allá de los lazos y más allá de todo sufrimiento, ama sin
contar, ama sin diferenciar. Entonces captarás lo que es ser Amor, lo que es
ser Hijo Ardiente del Sol. Así, en este espacio donde estamos los dos,
comprobémoslo juntos, comprobemos lo que acabo de enunciar como verdad
inajenable e imprescriptible.
… Silencio…
Ama también todo cuanto tocas, desde el objeto más
burdo hasta los reinos todos de la naturaleza. Entonces el Amor exhalará de tus
manos hacia la flor que cojas, hacia el ser que cures, hacia el amor de tu vida
como hacia el enemigo más irreductible. Nada de todo eso existe. Hay tanto Amor
en el fuego como en el aire, como en la tierra, como en el agua. La expresión
puede ser diferente pero, en la esencia, no hay diferencia alguna. Capta eso y
vívelo. No me creas, ni a través de mis palabras ni a través de nuestro
encuentro en el día de hoy como en otros días. Vívelo.
Siéntete libre de amar hasta la saciedad pues más amas
lo que puede parecerte todavía exterior a ti, ya sea la estrella en tu cielo
nocturno, ya sea el niño que nace, a quien no conoces, ya sea tu amor que se
distancia, más permaneces en la misma irradiación de Verdad y de Amor porque el
Amor es la única cosa que no puede dividirse o sustraerse. El Amor sólo puede
ser una adición conduciendo siempre al mismo resultado: Todo es Uno.
Déjame llevarte en el Amor, que te hará posible
soportar lo que a este mundo le corresponde vivir, lo que a tu cuerpo le
corresponde vivir, pues no eres de este mundo ni siquiera de ese cuerpo pese a
que lo habitas. Te convido a la eternidad del Amor. Te convido a ti, estés
donde estés, porque estoy contigo. No cierres nunca tu puerta a quien sea,
fuere quien fuere. Ofrece el mismo Amor en cada gesto, en cada mirada, en cada
contacto. Así es cómo el Amor emerge. Antes siquiera del alba del nuevo día, tú
estás ahí.
No me des nombre. No es necesario que te dé nombre
pues nos conocemos, como ya dije, perfectamente.
… Silencio…
Como ya sabes, sin Amor toda vida se apaga un día.
Ahora bien, eso es imposible pues, sin Amor, no hay vida alguna, simplemente
está la apariencia de la muerte pues todo vuelve a empezar. Incluso a eso no le
des importancia. Sé auténtico pues solamente el Amor es auténtico.
Entonces bendigo tu Templo, bendigo tu Presencia, seas
quien seas y estés donde estés. Y solicito que me ames también porque moro en
ti como tú estás en cada cual, incluso en quien parezca el más contrario al
Amor. Procura vivir eso. Sólo tú puedes vivirlo. Sólo tú puedes comprobarlo
porque lo efímero suele requerir evidencias y, sin embargo, las evidencias
terminan con ese cuerpo.
… Silencio…
Oye. Oye el Amor, oye la Verdad que deposito en ti,
siendo tú lo que soy.
Deja que el gozo del Amor difumine lo pasajero. Oye el
canto de la Libertad y de la Verdad. Ahora, en cada aliento, en cada día y en
cada noche, no te limites más de ninguna manera ni de ningún modo.
Aquí estoy, cual ladrón en la noche, pero nada vengo a
robarte. Vengo a iluminar, si me recibes, y a mostrar ante tu conciencia el
Amor que tú eres y que está en cada cual. Vete en cada cual y ama. Todo lo demás
es superfluo, incluso en ese mundo por donde caminas. El salvador ya está en
ti, revélalo. Ama y sirve a la humanidad toda, sin pensar en ti, sin pensar en
el otro, sino simplemente en el Amor. En cada cosa, haz lo mejor que puedas,
sin esfuerzo y sin lucha. En cada cual deposita el mismo Amor pues a quien amas
así eres tú mismo, aunque lo niegues. En este punto tampoco me creas.
Experiméntalo. Vívelo.
Acoge, en este silencio, ahora, lo que es. Acoge en
este silencio.
… Silencio…
Recuerda también que el Amor jamás puede nacer del
conocimiento, fuere cual fuere, pues aunque conocieses los misterios de este
mundo y de la vida en su totalidad, eso de nada te serviría en ausencia del
Amor. Y el Amor sólo puede nacer de
dentro tuyo, a través tuyo.
Haz surgir el Amor en cada cual, en cada forma, no hay
mejor manera de ayudarte a ti mismo. Entonces, en el Amor verdadero, verás que
no hace falta ayuda, que no hace falta esfuerzo, que no hace falta construir
nada, porque todo es perfecto.
… Silencio…
Te bendigo. Bendíceme también. La Paz esté contigo. La
Paz esté con cada uno.
… Silencio…
Amigo, hermano, amor mío, no veas en esto posesión
alguna sino más bien la señal y marca de nuestra libertad. Ahora mismo, en este
silencio, danzo dentro tuyo.
… Silencio…
De corazón en corazón así es cómo la Luz se abre
camino. De corazón en corazón así es cómo el Amor emerge y se manifiesta en
cada intersticio de este mundo, en cada corazón, en cada vida y en cada
conciencia.
… Silencio…
Presta atención. Presta atención y escucha el canto de
tu Libertad, el canto de la Eternidad.
En tu corazón está el Coro de los Ángeles, en tu
corazón está cada conciencia de este mundo como de todo mundo, en tu corazón me
dirijo a ti, en tu corazón acaricio la flor de tu eternidad.
… Silencio…
Así, ahí donde estés, sin importar quien seas, oremos
juntos. No para solicitar lo que sea sino mediante la oración del corazón que
es acción de Gracia y canto de Gracia. Óyete y óyeme. Hablamos con la misma
voz, decimos las mismas palabras, vivimos los mismos silencios. No
hay diferencias. Solamente hay loas.
Bendigo en ti el Amor, bendigo en ti la Verdad,
bendigo en ti la Eternidad, bendigo en ti el Fuego de tu Espíritu, bendigo en
ti a cada otro tú.
…
Silencio…
Te dejo algunos momentos en el silencio de tu corazón.
En este segundo día volveré, tras el silencio, a aportarte otras esencias y
otras fragancias. Te bendigo. Amigo, hermano, amor mío, el mundo está en ti en
cuanto tu persona se hace a un lado en la majestad del Amor. Permanece así en
silencio, sin palabras, sin movimientos, tú que estás aquí, tú que me has oído,
tú que me has leído, cierra los ojos y permite que el corazón quede abierto
ante tu propia verdad, enunciada por ti mismo, y descansa. Te
doy mi Paz. Bendito eres.
…
Silencio…
Permanece con los ojos cerrados el tiempo que sea
necesario. Volveré a continuación. Te amo.
…
Silencio…
***